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Encuentran intermediario del teocintle ancestral y el maíz moderno

Un trabajo realizado por el doctor Miguel Vallebueno Estrada y sus colaboradores, publicado en los Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), revista publicada por la Academia de Ciencias de Estados Unidos, reveló que restos de maíz encontrados en una cueva de Tehuacán, Puebla, datan de un tiempo en el que estaba domesticándose la semilla.

Cabe recordar que la historia del maíz inició hace 9 mil años, cuando el teocintle del Balsas comenzó a ser controlado por los primeros grupos humanos en la zona, que lo consumían junto con carne de venado, frijol, calabaza y chile.

Ello fue informado por Ángel García Cook, uno de los coautores del trabajo y especialista del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), para este trabajo estuvo acompañó a genetistas de plantas del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (CINVESTAV) a las cuevas de Caxcatlán para recolectar los maíces ancestrales que eran consumidos por los primeros pobladores.

Indicó que “fue formidable regresar. Como han hecho autopistas me dijo el doctor Rafael  Montiel (otro de los coautores) que probablemente la cueva había desaparecido, y les dije ‘no lo creo porque está en una barranca’, cuando llegamos afortunadamente aún estaba ahí. Es necesario revisar otras cuevas en la región para tratar de encontrar más vestigios”.

maices

Esta investigación fue realizada entre 2012 y 2015, cuando los investigadores colectaron evidencias de maíz primigenio que al ser analizados con herramientas genéticas modernas, revelaron que son las segundas semillas más antiguas de nuestro país.

Los resultados fueron comparados con las secuencias genéticas de otros tipos de maíz moderno que fueron secuenciadas anteriormente, y encontraron que esos granos eran menos dulces que los actuales, además de que se encontraban a la mitad del proceso de domesticación.

Por su parte, Jean Philippe Vielle Calzada precisó que el trabajo les ha permitido identificar una serie de genes que ofrecían a estos granos una resistencia a la sequía o a plagas, y que deben ser estudiados como una opción de mejoramiento para el maíz moderno.

“Se podría lograr mediante los procesos tradicionales de mejoramiento de maíz, como la combinación de semillas que realizan los campesinos. Al hablar de mejoramiento no necesariamente debemos pensar en transgénicos”, precisó el investigador del CINVESTAV.

Los restos encontrados miden unos tres centímetros, por lo que para examinar el proceso de domesticación, los científicos esperan seguir colaborando con el INAH para realizar nuevas exploraciones y análisis de semillas primigenias, añadió Vallebueno Estrada.

El estudio sugiere por la constitución genómica del maíz de San Marcos que es el intermediario entre el teocintle del Balsas y el maíz actual, manteniendo rasgos de la diversidad genética de su antepasado silvestre, pero no con el maíz moderno.

Vallebueno explicó que una de las principales interrogantes es justamente cómo se dio este proceso y la forma en que pasó de una planta de no más de 50 o 60 semillas a las mazorcas que se siembran y comercializan en la actualidad.

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