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“Chucho” Ferrer resultó, aparte de buen músico, taquillero; llenó el hermoso, maravilloso y majestuoso teatro Esperanza Iris. Mucha gente se quedó afuera, por cierto, furibunda porque no alcanzó a comprar boletos baratos, supuestamente porque estaban en manos de los revendedores, lo que definitivamente dudamos; el más accesible era de 350 pesos. Solamente había disponibilidad de los más caros, 1,150 pesos y para eso no les alcanzable a los pobres. Sí, gente de escasos recursos que quería ver a sus ídolos del ayer.  “Chucho” Ferrer fue objeto de un merecidísimo homenaje por su larga trayectoria musical en la que realizó más de 8,500 arreglos, de los cuales, algunos aún le han pagado. El mismo fue organizado por el Sindicato Único de Trabajadores de la Música y la Secretaría de Cultura del Distrito Federal. Por ende, Elena Cepeda de Ponce, le entregó la Medalla de Ciudadano Distinguido del Distrito Federal al tapatío, el SUTM le hizo entrega de un reconocimiento, igual que la Sociedad de Autores y Compositores y la agrupación de locutores le otorgó el Micrófono de Oro, así como la Asociación Nacional de Intérprete, pero este trofeo no alcanzó a llegar a las manos del homenajeado dado que se cayó en el momento de la entrega-recepción. Se hizo añicos porque era de cristal y entonces dijo el “Coque” Muñiz, al que se le olvida el Himno Nacional, cuando lo canta, que estaba de conductor: Lo bueno es que el maestro “Chucho” Ferrer es un buen arreglista.  El complemento del homenaje fue la participación de diversos cantos que fueron apoyados por Ferrer durante el Festival OTI; empezó el moreno Johnny Laboriel, quien es realmente admirable que a sus 68 años, tenga esa increíble voz; José María Napoleón estuvo soberbio, la gente lo aclamó; Lila Deneken lució sensacional figura y maravillosa voz. La gringuita Manoella Torres le aplicaremos el dicho que reza: El vino, mientras más viejo, es mejor. Monoella tiene mejor voz, canta mejor y está más guapa, como nunca en su vida. Otros que causaron buena impresión fueron Yoshio y Carlos Cuevas. También cantaron Armando Manzanero, Mario Pintor, Felipe Gil, César Costa, Arianna, Sergio Esquivel y los Hermanos Castro. José José cosechó aplausos e infinita lástima porque ya no canta. Otra que estuvo al mismo nivel fue Imelda Miller. Si algo odian los mexicanos es escuchar cantar ranchero a gachupines y argentinos; pues ahora imagínese a Aída Cuevas interpretar tango con mariachi. Lució peor que los argentinitos y españoles. En términos generales fue un vibrante y emotivo homenaje para un hombre que dio mucho.

PERIPLO CULTURAL

TEATRO MENOR, GENIAL. Revoilusión es un espectáculo de Teatro-Cabaret dirigido a todo público inspirado en cuatro de los más importantes movimientos revolucionarios de la historia moderna: Francesa, rusa, cubana y mexicana. Adoptando el formato de teatro de revista, Revoilusión  se compone de un conjunto de actos que van del musical al sketch, pasando por el clásico acto de la rumbera exótica. Esta particular visión  de los hechos históricos hace una crítica a los movimientos revolucionarios, en general, encontrando algunas constantes que los vinculan: Surgen por injusticia social aguada; hay caudillos, éstos se corrompen y traicionan sus principios eventualmente; suele terminar con otra dictadura, ya de partido, personaje o sistema. Revoilusión pretende generar en el espectador una actitud crítica hacia estos eventos históricos que marcaron nuestra forma de vida tal y como la conocemos ahora. En otras palabras, con estos cuatro movimientos se muestra que las revoluciones las hacen los ricos para beneficiar a la burguesía y de paso a la clase política que es mala con los pueblos, pero las peores son las latinoamericanas. Aquí se muestra que por lo menos el pueblo cubano tiene frijoles y arroz para comer, pero los pobres mexicanos son más empobrecidos por los políticos vivales y estúpidos y al final de cuentas, se protegen entre ellos, para quitar todo al pueblo y que al final se pregunta: Y qué voy a festejar en el bicentenario. Se la recomendamos especial a Alonso Lujambio para que descubra quiénes se merecen el título de mezquindad. Los actores son estupendos: Isabel Almeida, Noemi Espinoza, Paola Izquierdo, Roam León, Gustavo Proal. Sin embargo, Noemí está genial. Está en el teatro El Granero, del 21 de agosto al 10 de octubre, pero únicamente sábado y domingos a las 19 y 18 horas…

RESCATAN OBRA DE MOCIÑO. José Mariano Mociño es, sin duda, el filósofo ilustrado, el científico moderno más completo que hubo en la Nueva España en el curso de los tres siglos del Virreinato; por desgracia es también uno de los menos conocidos y estudiados, aseveró el filósofo, ensayista y poeta Jaime Labastida en su conferencia magistral Ilustración e Independencia. José Mariano Mociño y la ciencia moderna. Esta conferencia forma parte del ciclo La Academia Mexicana de la Lengua ante los Centenarios de las Revoluciones, organizado por el Instituto Nacional de Bellas Artes y la misma AML. La obra de Mociño (1757-1820) es conservada por el Hunt Institute for Botanical Documentation, perteneciente a la Carnegie Mellon University, en Pittsburg, Pennsylvania, pero nunca ha sido publicada de manera íntegra. 150 años quedó perdida, explicó. Indicó que por ello, Siglo XXI Editores (que él dirige) publicará en 12 volúmenes para  este septiembre de 2010, lo que será la edición más completa de la obra de José Mariano, con la colaboración de la UNAM, en el centenario de su creación…

RECOMENDACIÓN EDITORIAL. El Fondo de Cultura Económica le recomienda el sexto libro de la colección 18 para los 18 que contiene las novelas cortas: La tumba, de José Agustín, donde Gabriel Guía, un muchacho rico y solitario se enfrenta con la pérdida, soledad y muerte; La muerte de un instalador, de Álvaro Enrigue, que narra el encuentro entre un artista plástico sin dinero y un millonario sin oficio; y El apando, de José Revueltas, relato sobre la vida carcelaria que cuenta cómo los traficantes Albino y Polonio necesitan de El Carajo, un loco tuerto y tullido, para introducir droga en la cárcel y llevar a cabo su negocio…

ORIGEN DE LAS LETRAS. La segunda letra del alfabeto es la b y en la época de los fenicios se llamaba bet y su significado era casa. La b como la conocemos ahora data de unos 2,800 años, porque los griegos la tenían grabada en diversos materiales. Los griegos tomaron el abecedario de los fenicios y tanto unos como los otros escribían de derecha a izquierda. Estudios más profundos y recientes creen que los verdaderos inventores de este primer alfabeto fueron los semitas, allá por 1,800 años antes de Cristo y quienes al extraer minerales para los egipcios, en la Península del Sinaí, dejaron grabados en las canteras 27 signos que no son jeroglíficos. La hipótesis de los filólogos es que esa gente sustituyó pictogramas de cosas importantes en sus vidas por igual número (27) de palabras semíticas. Los semitas eran originarios del desierto arábigo.

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