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Con el Fogón a Punto

LA ENFERMEDAD MEXICANA

Así sin más les robamos el título a los ingleses.

La terrible fama a la cual se hicieron acreedores las hordas de hooligans ingleses causando terror y desmanes en todas las sedes mundialistas. Característico de ellos abarrotar el bar más cercano y al calor de los tragos iniciar sangrientas trifulcas, claro esto sin un orden especifico podría ser antes o después de algún partido de su selección y de igual forma indiferente dentro o fuera de los estadios.

Enormes esfuerzos se realizaron por contrarrestar esta monstruosa imagen de salvajes fanáticos, la FIFA en trabajo conjunto con autoridades internacionales y del Reino Unido, lograron desterrar las actitudes de violencia de las justas deportivas; el caso específico durante esta copa del mundo fue que la oficina de migración británica retuvo varios cientos de pasaportes que imposibilitaron a dichos hinchas viajar a tierras cariocas.

Mientras este basilisco era apaciguado una bullangera bestia fue tolerada y permitida en aras de las enormes carretadas de dinero que dejaba a su paso.

Es inconcebible para la FIFA y para los países organizadores prescindir de la selección mexicana y de sus aficionados, y no es que hable de una teoría de conspiración pero ¿6 mundiales seguidos garantizando 4 partidos y en sedes que por demás resultan difíciles de transportarse?

He escuchado que para Brasil un turista tiene que desembolsar aproximadamente tres mil dólares tan solo por un partido, los gastos de transportación, el hospedaje, la alimentación y no contar su abultada cuenta de cervezas y bebidas espirituosas.

El turista futbolero no es un mexicano que en muchos sentidos carezca de la solvencia económica, al contrario muchos mantienen disciplina férrea de ahorros a lo largo de cuatro años para cumplir su sueño de viajar a apoyar a su selección, sin embargo en la mayoría de los casos si es un turismo que carece de cultura, sentido común y civilidad.

Trasgrede la línea de la fiesta alegre en el sentido vulgar de hacerse el chistosito simplón y llegando a extremos impensables.

1. El clavadista del crucero Brasil 2014.

2. El bufoncito que jugueteo, con la estatua de Nelson Mandela Sudáfrica 2010

3. El insensato que activo, la palanca de emergencia por primera vez en su historia del tren bala Japón 2002

4. el mequetrefe que orino la llama eterna de los soldados caídos bajo el arco del triunfo Francia 1998.

Todos bajo un común denominador la excesiva ingesta de alcohol.

Brasil es un país fiestero y alegre, pero el exceso de confianza del dicharachero mexicano que inicia la fiesta en punto de las nueve de la mañana y la termina a las 5 o 6 del siguiente día, mostrándose alcoholizado en plazas públicas, playas, bares y hoteles; el que por alguna razón se considera bajo los mismos influjos un galán que puede hacerse entender fácilmente con las “garotas brasileñas” entre balbuceos y andar tambaleante, el mismo que considera tan propio de ingenio y creatividad gritar eeee…. ¡Puto! El mismo mexicano que ahora comienza hacerse notar en los estadios arrojando cervezas a otros aficionados cual si estuvieran en el Azteca o el Jalisco, provocando broncas dentro y fuera de los estadios con los fans adversarios.

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Sí esta es la imagen que mostramos ante el mundo. El turista mexicano futbolero.

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